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Bicicleta, con acento en la é

El Cervélo de Carlos Sastre es un equipo creado como escaparate para vender y perfeccionar material ciclista

 

A veces basta con una letra. La 'é' de Cervélo, por ejemplo. La llevan los corredores del equipo en los hombros a modo de galones. Su etiqueta. Con acento abulense. Es la nueva escuadra de Carlos Sastre, el ganador del Tour. Creada a su imagen y semejanza. Su padre montó hace casi tres décadas una escuela de ciclismo en El Barraco, en el páramo de Ávila. Ahora, Sastre guía un conjunto profesional casi único: vende bicicletas. Como el Fuji de Matxin. Desde 1990, desde el BH de Álvaro Pino y Lale Cubino, no pasaba algo igual. Eso sí, en 2009, el reloj corre a favor de la tecnología. El equipo de Sastre se llama Cervélo Test Team, creado como banco de pruebas para la fabricación de bicicletas. La Fórmula 1 del ciclismo. «Nosotros probamos los materiales y damos nuestra impresión», explica Sastre. Todo para pulir las bicicletas. Que luzcan en el mejor escaparate, el ciclismo de alta velocidad.

 

«Soy feliz con esta bici», presume Sastre en la salida de Villatuerta. Acaricia su 'Cervélo R3 SL'. Un prototipo. Joya de carbono, impulsada por los platos ovalados 'Rotor'. Sin precio. ¿9.000 euros? ¿12.000? En el equipo se encogen de hombros. «Cervélo se está quedando con el mercado de media y alta gama», asegura el ganador de la última Grande Boucle. «Llevo siete años con una Cervélo». Desde que ingresó en el CSC. Fue un flechazo. Indisoluble. Durante el Tour del año pasado, cuando el CSC -de Riis- y Sastre se distanciaron, Cervélo, copatrocinador del CSC, eligió: se quedó con el abulense. Juntos cosieron un nuevo maillot para 2009. Negro carbono. De segunda división pero con acceso directo a las grandes carreras. Con un presupuesto de 8 millones de euros y con corredores como Hushovd o Haussler, la relevación hasta ahora en las clásicas. «Con este equipo puedo aportar mi forma de ver el ciclismo». El deporte a su manera.

 

Cervélo es una firma reciente. De 1995. Obra de dos ingenieros, el canadiense Phil White y el holandés Gerard Wromen. Empezaron con el diseño de bicicletas de contrarreloj. Contra el aire. Forjaron espadas. Ahora esprintan en cabeza por el mercado internacional. El ciclismo es su mostrador. Venden bicicletas e imagen. De solidaridad. De igualdad. Antes que el equipo masculino, estrenaron el femenino. Las mujeres primero. Incluida Kristin Armstrong, la campeona olímpica de contrarreloj. En la página web de la escuadra, chicos y chicas están en la misma lista, por orden alfabético. Sin géneros. Todos escritos con 'é'.

 

White y Wromen buscaban un escaparate más pequeño. Un equipo de tercera categoría con licencia suiza. Les bastaba para su banco de pruebas. Cervélo es aún una empresa en expansión. Pero Sastre no cabía ahí. Estrecho envase para contener a un campeón del Tour. Habría reventado las costuras. «Para ir a las carreras con garantías necesitaba más respaldo. Gente joven y otros con experiencia. Acorde con mi forma de ver las cosas». Con 'é' de Sastre. Por eso, la firma canadiense de bicicletas dobló su apuesta. Modesta, pero no tanto. «En el ciclismo se puede mejorar en los pequeños detalles», dice Sastre. Gota a gota. Así ha llegado él al podio del Tour pasados los treinta años.

 

Los efectos del éxito

 

El Cervélo lo cuida todo. Las bicicletas y, claro, los clientes. Los aficionados tienen acceso a los corredores. Así lo explicó Hushovd durante el Tour de Qatar: «Si un ciclista se lesiona o enferma, puede hacer de embajador ante potenciales clientes». Deportista de alto nivel y vendedor a tiempo parcial. Sastre, además, reserva tiempo para repartir su suerte. Impulsa la Fundación Víctor Sastre, la que su padre sostiene en El Barraco. Casi 30 años enseñando deporte y salud a los críos. «Con mi triunfo en el Tour, ahora llegamos a más sitios». El efecto colateral del éxito. Sastre también deja hueco para una fundación belga de apoyo a niños con cáncer, para promover el ciclismo en las esquinas marginales de Sudáfrica y para la Asociación Abulense de Síndrome de Down. Los otros «pequeños detalles» del último vencedor del Tour. Su otra firma. Con 'é'.

 

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